Recientemente Good Year publicó un estudio con conclusiones tan llamativas como que los menores de 25 años de España y otros 14 países deberían volver a la autoescuela. Para ello analizaron a 6.400 jóvenes menores de 25 años, llegando a conclusiones como que se les queda muy poco de lo aprendido y que más de una cuarta parte de los jóvenes piensa que no aprobaría el examen de conducir, si tuvieran que realizarlo otra vez.
El estudio no refleja nada nuevo o que no seamos conscientes tanto profesionales, como el público en general. En los cursos que realizamos los alumnos lo cuentan y lo apreciamos, incluso los profesionales de la conducción tienen dificultades para manejar sus vehículos de una forma segura y eficiente. Además cuando se les pregunta, también les resulta difícil explicar por que lo hacen de es manera. En la conducción como en muchas otras cosas existen muchas leyendas y costumbres que no tienen ningún fundamento científico. Y lo peor de todo es que los alumnos solo se dan cuenta de la gravedad de ciertas acciones, cuando se les pone ante la evidencia y las posibles consecuencias.
Por lo tanto el estudio solo manifiesta lo que es evidente: no conducimos bien, porque no aprendemos bien y el peculiar caracter del conducto español. Para los nuevos conductores la solución es fácil, bajo nuestro punto de vista: hacen falta más conocimientos teóricos, que tengan una aplicación práctica, mucha menos normativa, y sobre todo más horas de conducción, porque el objetivo de los cursos de conducir debería ser enseñar a los nuevos conductores como se conduce de verdad, para ser más eficientes, evitar los accidentes y en el caso de que ocurran como minimizar los posibles efectos.
Y como el resto de conductores, que no están incluidos en el estudio, no salen mejor parados, siendo la enorme mayoría de los que circulamos por las carreteras españolas, no podemos, ni debemos ignorarlos. Eso es lo que nos dice la experiencia y por eso creemos que es primordial que la mayoría de los conductores particulares y profesionales pasemos por la escuela periódicamente, para mejorar nuestros conocimientos y habilidades.
Todos necesitamos conocer mejor los vehículos, el comportamiento, unas nociones de física básicas, que significa una masa de 1 ó 40 toneladas circulando a 80 km por hora y dominar, como mínimo, las técnicas elementales de conducción, incluyendo aspectos como el frenado sobre hielo o mojado y el control en caso de derrapaje.
La mejor fórmula, y la más barata, para reducir la siniestralidad en las carreteras es formar conductores que conozcan mejor sus vehículos y las consecuencias de sus actos.
Imagen: Ben Grey
0 Comentarios